
Casi 20 años han pasado desde las primeras actuaciones de Marwán en Barcelona en la Sala Monasterio, ya entonces acompañado de Lucas y con el mismo desenfado, conexión con el público y sello de buen letrista. 20 años de carrera de fondo, que bien merecían la celebración que tuvo lugar el domingo 23 de marzo en Paral·lel 62, en el marco de la 26a edición del Banco Mediolanum Festival Millenni. (Lucas) Pez Mago sigue presente en su banda, como guitarrista, y fue quien se encargó de caldear el ambiente mostrándonos su debilidad por las piscinas vacías.
El cantautor madrileño saltó a la pista, acompañado de toda su banda, con una declaración de principios: “No me rendiré, tengo el corazón de un viejo boxeador…”, pero enseguida ese férreo corazón se ablandó y se abrió en Cómo hacer que vuelvas. Así fue modulando el ritmo de la fiesta a distintas intensidades y ─con carita de tonto, pero moviendo el culo con gracia y picardía─ llevando al público en un vaivén emocional desde el más absoluto jolgorio hasta el más hondo desconsuelo.
El primer invitado a la fiesta fue Ramon Mirabet. Su “voz descomunal, monumental, bonita” le acompañó en Animales, consiguiendo un efecto verdaderamente salvaje al rasgar todas las almas allí presentes. A continuación, llegó el turno del “rock and roll en estado puro” de Rafa Pons, con quien Marwán compartió La reina del Jäger, luciendo camiseta del Barça. Elena Gadel, “una mujer preciosa con una voz increíble”, elevó La delicadeza a una dimensión inasible. Y con Funambulista, “uno de los talentos gigantes de este país”, cantó Puede ser que la conozcas y La vida de antes, del propio Diego Cantero.
A más de una se le debieron romper las costuras cuando el compositor abandonó el escenario y se abrió camino entre el público, guitarra en mano, para cantar Mi paracaídas, escoltado por la voz de Pez Mago y el violín de Marino Sáiz, momento que pareció improvisado y del que se desprendió pura magia.
Pero no todo iba a ser felicidad y alborozo. El momento reivindicativo y doloroso de la noche llegó al recordar el genocidio que Israel está perpetrando desde hace 75 años contra el pueblo palestino, con el espaldarazo de los gobiernos de Occidente. Nana urgente para palestina puso la nota triste de la noche.
El espíritu festivo se recuperó con el “pies negros”, El Niño de la Hipoteca, con quien interpretó Conviene saber, un tema que hizo bailar a los pocos que todavía permanecían sentados en sus butacas.
Con Funambulista, nuevamente en el escenario, y Andrés Suárez, “dos grandes bestias de la canción de autor”, pasamos 720 días y con Andrés Suárez Marwán nos volvió a dejar claro que La vida cuesta, otro de los instantes en que se corta el aliento.
La fiesta concluyó con mucho amor, pero con 5 gramos de resentimiento, un final agitado tras el que el público, con ganas de continuar el jolgorio, habría matado con un beso el reloj. Nos quedamos en puntos suspensivos esperando que Marwán lance su próximo disco y regrese a la Ciudad Condal. Mientras tanto consagraremos los domingos por la tarde, “momentos para dedicar a la nostalgia”, a recordar lo vivido en Paral·lel.
Texto: Cristina López | Foto: Cristina Ruiz